BOSQUEJO SUGERIDO DE RUT
I. La aflicción
de Rut (1)
A. La decisión
errada de Noemí (1.1–5)
B. El consejo
errado de Noemí (1.6–18)
C. La actitud
errada de Noemí (1.19–22)
II. El servicio
de Rut (2)
A. Dios guía a
Rut (2.1–3)
B. Booz muestra
bondad a Rut (2.4–16)
C. Noemí anima
a Rut (2.17–23)
III. El
sometimiento de Rut (3)
A. Obedece el
consejo de Noemí (3.1–5)
B. Se somete a
Booz (3.6–13)
C. Espera que
Booz obre (3.14–18)
IV. La
satisfacción de Rut (4)
A. Booz redime
a Rut (4.1–12)
B. Booz se casa
con Rut (4.13)
C. Booz y Rut
tienen un hijo (4.14–21)
NOTAS
PRELIMINARES A RUT
I. TRASFONDO
Y TEMA
El autor de este libro es desconocido. El marco
histórico es el período de los jueces (Rut 1:1), mas existen ciertas
indicaciones que fue compuesto, o por lo menos compuesto en su forma final, en
un tiempo muy posterior. P. ej., las palabras iníciales: Aconteció en los días en que gobernaban los jueces, mira hacia ese período pasado; el comentario en 4:7 explica una
costumbre antigua para lectores posteriores; y 4:22 menciona a David. De este
modo, el proceso final de edición no pudo haber finalizado antes del tiempo de
David. Es mucho mejor ubicar el habérsele dado su forma final durante el reino
de David, o inmediatamente después.
El libro registra las circunstancias que condujeron
al matrimonio de Rut, una moabita, con Boaz, un israelita. Una hambruna obligó
a Noemí y a su esposo a emigrar a Moab, donde sus hijos se casaron con mujeres
moabitas, siendo una de ellas Rut. Noemí y su nuera quedaron viudas; luego se
establecieron en Belén. En el transcurso de proveerse de alimento para sí y
para su suegra, Rut conoció a Boaz, un próspero agricultor y un pariente de
Noemí. Con el estímulo de Noemí, Rut le recordó con ternura a Boaz la
obligación del levirato (Rut 3:1-9), una ley del Deuteronomio que requería que
un hombre se casara con la viuda de su hermano si ella no tenía hijos, teniendo
como propósito que el difunto tuviese un heredero (Deuteronomio 25:5-10). Sin embargo,
Boaz no era el pariente más cercano. Cuando el pariente más cercano supo que
había una obligación de levirato aunada a la redención de la tierra de Noemí,
la rechazó (Rut 4:1-6), y Boaz quedó libre para casarse con Rut.
El libro de Rut demuestra la providencia de Dios
actuando en la vida de un individuo, y exalta la lealtad familiar. Demuestra
cómo una gentil llegó a ser parte del linaje davídico (Rut 4:17-21); de este
modo Rut es citada en la genealogía de Cristo en Mateo 1:5.
Es difícil creer que los sucesos
de este libro acontecieron durante el tiempo de los jueces, época cuando Israel
era una nación dividida y derrotada. Pero durante los peores tiempos Dios
revela su amor y obra a favor de quienes le temen y confían en Él. Vivimos hoy
en días cuando «no hay rey en Israel» (Jue 17.6; 18.1; 19.1; 21.25), porque los
judíos rechazaron a su Rey; pero ahora el mundo es testigo de una hermosa
historia de amor: Dios está adquiriéndole Esposa a su Hijo. El libro de Rut es
una historia de cosecha, así como el «Señor de la mies» recoge sus gavillas (Jn
4.31–38).
No estamos seguros cómo encaja la
historia de Rut en la historia que aparece en el libro de Jueces.
Es posible que la hambruna se
debió a la devastación de uno de los ejércitos invasores que Dios usó para
disciplinar a su pueblo. Debe haber habido paz entre Judá y Moab, o Elimelec y
su familia no hubieran podido mudarse para allá. Durante el período de los
jueces, la paz era posible en una parte de la tierra mientras que había
problemas en otra.
Es
un relato de lealtad familiar en el trasfondo del tiempo de los jueces. Por su
lealtad a su suegra, Rut se convirtió en parte de la familia de Dios. A pesar
de ser gentil, Rut fue antecesora de Jesús.
En este libro
encontramos ejemplos excelentes de fe, piedad, paciencia, humildad,
laboriosidad, y benignidad, en los hechos comunes de la vida. Vemos también el
cuidado especial que la providencia de Dios tiene de nuestros intereses más
pequeños, alentándonos a confiar plenamente en Él.
Podemos ver este
libro como una bella vida providencial, por lo natural, representación de la
vida humana; como un detalle curioso de hechos importantes y como parte del
plan de redención.
II. AUTOR
Y FECHA
Se desconoce quién fue el
autor de este libro, aunque algunos se lo atribuyen al profeta Samuel. El libro
tuvo que haberse escrito poco después de la ascensión de David al trono, pues
hay referencias a su gobierno.
Esto permitiría fechar el
libro en los alrededores de 900 a.C. Se debe saber que no hay en ninguna parte
del libro que se identifique la autoría, por parte histórica se le atribuye a
Samuel.
NOMBRE
QUE LE DA A JESÚS: Rut: 2: 1. El Pariente Redentor.
III. TEOLOGÍA
Aun cuando el propósito inmediato
de este pequeño libro es trazar la línea ancestral del rey David, en la
historia se halla mucha verdad espiritual. Rut era de Moab y los moabitas se
excluyeron de la nación de Israel (Dt 23.3). Pero debido a que ella puso su fe
en el Dios de Israel, fue aceptada, una ilustración de la gracia de Dios a los
gentiles (Ef 2.11–22). Booz, el pariente redentor, es un cuadro de nuestro
Señor Jesucristo que pagó el precio para redimirnos y hacernos su Esposa. El
pariente desconocido no quiso arriesgar su herencia por Rut, ¡pero Booz la
quiso tanto que la hizo parte de su herencia! La gracia y la dirección
providencial de Dios son los temas principales de esta historia.
Rut llegó a ser un ancestro del
Mesías (Mt 1.5) y de David, a través de cuya línea se prometió el Mesías (2 S
7). Como Rahab (Jos 2; 6; Heb 11.31), Rut era una gentil que se casó con un
judío y llegó a ser parte de la «historia de la salvación» (Mt 1.5). Este libro
puede ser pequeño, pero la historia que relata es parte de la más grande jamás
narrada.
IV. LECCIONES
PRÁCTICAS
Hay muchas lecciones que podemos
aprender de este maravilloso libro:
(1) Sin importar
cuán difícil sea la situación, si nos sometemos al Señor y le obedecemos, Él
hará que salgamos adelante.
(2) Ninguna
persona está tan lejos del alcance de la gracia de Dios que no pueda ser salva.
Rut tenía todo en su contra, ¡pero el Señor la salvó!
(3) Dios
providencialmente dirige a quienes quieren obedecerle y servir a otros. Debido
a que Rut estaba preocupada por Noemí, Dios la guió y llevó a una vida de
felicidad.
(4) De nada sirve
enojarse contra Dios y echarle la culpa de nuestros errores. Dios usó a Rut
para sacar a Noemí de la desesperación y darle su bendición.
(5) No hay
«decisiones menores» con Dios. La decisión de Rut de espigar en los campos la
llevó a ser una de los antepasados del rey David y del Mesías. Léase el Salmo
37.3–7 y vea cómo se cumplió en la experiencia de Rut.
(6) Es sabio
esperar en el Señor y permitirle que ejecute sus propósitos de amor. «El que
creyere, no se apresure» (Is 28.16). Después que hemos hecho todo lo posible,
debemos confiar en que el Señor hará el resto; y Él nunca nos fallará.
1–4
Este es el octavo libro del AT y
ocho es el número de un nuevo comienzo. Los sucesos de Rut ocurren durante los
días de los Jueces, ¡pero qué diferencia hay entre estos dos libros! En lugar
de violencia y desorden, vemos ternura, amor y sacrificio. Es agradable saber
que todavía hay gente buena en tiempos malos, y que Dios obra en «los rincones
de la tierra» aun cuando la violencia llene las noticias.
Rut y Ester son los únicos libros
del AT que llevan nombres de mujer. Rut fue una gentil que se casó con un judío;
Ester fue una judía que se casó con un gentil; pero Dios las usó a ambas para salvar
a la nación.
Jueces muestra la declinación de
la nación judía; Samuel muestra el establecimiento del reino judío; y Rut es un
cuadro de Cristo y su Esposa. Durante esta edad presente, cuando Israel se ha
echado a un
lado, Cristo está llamando a su Esposa
de entre los gentiles y judíos. Como veremos, este breve libro tiene un
maravilloso significado típico. Es una historia de amor y de cosecha, y esto es
lo que Dios hace en nuestro mundo hoy.
I. LA AFLICCIÓN DE RUT (1)
A. UNA DECISIÓN ERRADA (VV. 1–5).
No sabemos por qué una hambruna
debía venir sobre Belén («casa de pan»); quizás debido a los pecados del
pueblo. En lugar de confiar en el Dios de la tierra, Elimelec («Dios es mi
rey») y Noemí («Placentera») llevaron a sus dos hijos a tierra de Moab. Abraham
cometió una equivocación similar cuando se fue a Egipto (Gn 12.10). Mejor
morirse de hambre en la voluntad de Dios que comer del pan del enemigo.
Planeaban «irse» por poco tiempo, pero en lugar de eso «se quedaron allí» hasta
que el padre y los dos hijos murieron. Los nombres de los dos hijos tal vez
reflejen la aflicción de su viaje: Mahlón quiere decir «enfermizo» y Quelión
significa «clavar». «La mente carnal es muerte» (Ro 8.6).
Los judíos no debían mezclarse con
los moabitas (Dt 23.3), de modo que su decisión errada les trajo la disciplina
de Dios.
B. UNA DIRECCIÓN ERRADA (VV. 6–18).
La descarriada Noemí desea
regresar a su casa, ¡pero no es lo suficientemente sabia como para invitar a
sus nueras que la acompañen! Cuidado con el consejo del cristiano carnal.
¡Imagínese a Noemí enviando a estas mujeres de regreso a sus ídolos paganos!
Pensó que su único interés (como el de ella) era carnal, pero Rut tenía otros
deseos más altos que el pan y el matrimonio. Orfa volvió a su vida vieja, pero
Rut «se quedó con ella». Deseaba seguir al Dios verdadero, Jehová, y abandonar
la vieja vida pagana. «Iré», fue su decisión firme a pesar de la dirección nada
espiritual de Noemí.
C. UNA DISPOSICIÓN ERRADA (VV. 19–22).
Su regreso conmovió a la ciudad
porque grandes cambios ocurrieron en Noemí. ¿Detectamos un espíritu de amargura
contra el Señor? ¿Le echa la culpa a Dios de sus aflicciones? Estos versículos
sin duda deben advertir al descarriado el gran costo de abandonar la voluntad
de Dios. «¡Llamadme Mara, amargura!» Veremos que Dios usa a Rut para cambiar
las actitudes de su suegra hacia la vida y hacia Él mismo.
II. EL SERVICIO DE RUT (2)
La cosecha de la cebada era en
abril y Rut participa de ella como una espigadora pobre; véanse Deuteronomio
24.19–22 y Levítico 19.9. Nótese su dedicación y determinación: «Te ruego que
me dejes ir al campo» (v. 2); «Te ruego que me dejes recoger y juntar» (v. 7);
«Halle yo gracia» (v. 13). Dios la guía en su selección de los campos, ¡de modo
que llega a estar cara a cara con el hombre que Dios ha escogido para redimirla
y casarse con ella! «Guiándome Jehová en el camino» (Gn 24.27).
Dios no bendice ni guía a gente
ociosa; los que realizan la tarea hallan su dirección. Booz protege y provee
para Rut mucho antes de casarse con ella, un cuadro perfecto de nuestro Señor.
Todo esto viene de la gracia (vv. 2, 13) y benevolencia (v. 20) de Dios. Qué
bueno es ver a Noemí perder su amargura.
Dios usaba a Rut la gentil para
restaurar de nuevo la bendición de Noemí, así como Dios salva a los gentiles
hoy y un día restaurará a Israel a su lugar de bendición.
III. EL SOMETIMIENTO DE RUT (3)
Allá en Moab, Noemí le dijo a Rut
que hallaría descanso entre su pueblo (1.9), pero ahora se da cuenta de que
sólo hay descanso con el pueblo y la voluntad de Dios. Llegó el día en que Rut
presentó sus peticiones a Booz y le dio la oportunidad de ser el pariente
redentor. La ley del AT estipulaba que un pariente podía comprar de nuevo una
heredad perdida por pobreza (Lv 25.23–55).
Esto conservaba la tierra en
posesión de las personas apropiadas. El pariente, por supuesto, tenía que estar
dispuesto y ser capaz de redimir. Rut siguió la costumbre de la época y
presentó su caso a Booz: si él iba a redimir la heredad de su difunto esposo,
también debía casarse con ella, la viuda. Los hombres a menudo dormían en la
era para cuidar el grano. «Extiende el borde de tu capa sobre tu sierva» (v.
9), fue la demanda legal de Rut a Booz para que fuera el pariente redentor y la
pidiera como esposa. No cabe duda que exigió fe y valentía de parte de ella dar
este paso. Booz se regocijó de que esta joven no lo rechazara debido a su edad
y le prometió cumplir el deber de pariente al día siguiente. ¡Nótese que no la
envió con las manos vacías!
Podemos ver en las acciones de Rut
una hermosa ilustración de la relación del creyente con Cristo.
Es cierto que si queremos comunión
con Él, debemos lavarnos, ungirnos (el Espíritu Santo) y vestirnos (v. 3).
Nuestro lugar apropiado es a sus pies. Es ahora «de noche», ¡pero tenemos
comunión con Él hasta que llegue la mañana (v. 13) y tome para sí a su Esposa!
Como resultado de nuestra comunión debemos tener alimento para compartir con
otros (vv. 15–17).
IV. LA SATISFACCIÓN DE RUT (4)
Otro hombre de Belén tenía más
derecho a la herencia, de modo que Booz le buscó al día siguiente.
El hombre tenía ansia por la
tierra, ¡pero no quería a Rut! «¡No puedo casarme con ella para no arruinar mi
herencia!» ¡Qué maravilloso que Cristo estuvo dispuesto a hacernos parte de su
herencia y pedirnos como su Esposa! ¡Cuán desprendido fue su amor por nosotros!
El pariente anónimo sabía que cualquier hijo que Rut tuviera llevaría, no su
nombre, sino el del primer marido (v. 5); y de este modo perdería la heredad
que el hijo recibiría. Era «un mal negocio» desde su punto de vista; sin duda
no quería a Rut.
Booz estaba dispuesto a pagar
cualquier precio para redimir a la mujer y su heredad sencillamente porque la
amaba. ¡Qué maravilloso cuadro de Cristo y su amor por la Iglesia! Descubrimos
ahora la importancia de este libro: Rut llegó a ser una de los antepasados de
David.
Deuteronomio 23.3 excluye a los
moabitas de la congregación de Israel «hasta la décima generación»; pero la
gracia de Dios hizo de Rut la moabita un miembro de la familia terrenal que dio
a Cristo al mundo (Mt 1.3–6 y nótese la mención de Tamar y Betsabé, prueba
adicional de la gracia de Dios).
¡Este libro empieza con un funeral
y acaba con una boda! ¡Empieza con hambruna y concluye con abundancia! El amor
de Rut por su suegra y su disposición a obedecer la Palabra le dio gozo y bendición.
La decisión que hizo en el capítulo 1 determinó su futuro. Si hubiera regresado
a su modo pagano de vida, nunca más se hubiera vuelto a oír de ella. Nótese, en
conclusión, algunas lecciones especiales:
A. PROFÉTICA.
El capítulo 1 muestra a Israel
fuera de la voluntad de Dios y sufriendo su castigo. Pero entonces Dios empieza
a relacionarse con una gentil (Rut), así como hoy está llamando de entre los
gentiles un pueblo para su nombre (Hch 15.14). La bendición de Noemí vino
después de la boda de Rut, así como Israel será restaurada y bendecida después
de que Cristo y su Iglesia se unan.
B. TÍPICA.
Sin duda Booz es un cuadro de
Cristo, nuestro Pariente-Redentor. Cristo adoptó nuestra carne (sin pecado, por
supuesto) para redimirnos. Pagó el precio y lo hizo porque nos amaba. Como
Booz, es el Señor de la mies; suple nuestras necesidades; redime la herencia
para nosotros; da reposo.
C. PRÁCTICA.
Descarriarse es un asunto serio; a
Noemí le costó su esposo y sus hijos. Sin que importen cuán difíciles pudieran
ser las circunstancias, el único lugar para el pueblo de Dios es estar en la
voluntad de Dios. Cuando buscamos satisfacción del mundo pagamos un alto
precio. Sin embargo, Dios está dispuesto a perdonar a los reincidentes y
restaurarlos a su gracia. Noemí nunca podría recuperar el tiempo perdido fuera
de la voluntad de Dios, pero sí recuperó su gozo y testimonio.